No quisiera terminar este año tan complicado, sin dedicarle unas líneas a una de las experiencias más impactantes de mi vida. He vivido en primera persona esta pandemia, trabajando dentro de una residencia, siendo consciente de como nuestras personas mayores eran las más perjudicadas por el maldito CORONAVIRUS. Escribo “las más perjudicadas” con mucho dolor, ya que considero muy injusto esto que les ha tocado pasar. Ellas, que han tenido que seguir aisladas, sin ver a sus familiares ni “allegados”, aun cuando al resto de personas si nos lo han permitido. Se les ha privado de cosas básicas y muy necesarias: una sonrisa de un hijo, un dibujo hecho por el nieto, el café con la amiga que iba a verle por las tardes, un apretón de manos del voluntario que acudía, hasta entonces, todas las semanas a visitarlo. He podido ver con mis propios ojos la tristeza que se reflejaba en los suyos. Añadiendo a todo esto que muchas personas han llegado a fallecer sin poder despedirse de sus seres queridos.

Nosotras, las trabajadoras de la residencia, hemos sido las únicas personas a las que han visto durante este tiempo, escondidas detrás de esos EPI’s. Estoy segura que nos veían como unas extraterrestres, unas extraterrestres que hemos intentado ofrecerles todo nuestro cariño, haciéndoles sentir que no estaban solas, con una sonrisa a través de los ojos o unas palabras de aliento.

Espero que toda esta situación nos haya servido para reflexionar y darles a nuestras personas mayores la importancia que tienen. Empecemos el 2021 acordándonos  especialmente de ellas y pensando que podemos aportar nuestro granito de arena, para que empiece a cambiar esta triste situación de SOLEDAD de tantos y tantas mayores que no la merecen.

Os animo a que por unos momentos cerréis los ojos y os pongáis en el lugar de estas personas mayores que han estado SOLAS meses y meses en una habitación de una residencia, en su casa sin recibir la visita de nadie de su entorno, y que nos preguntemos: ¿podemos hacer algo por ellas? Yo tengo clarísimo que SI.

Casualidades del destino, justo antes de terminar este año, he descubierto esta Fundación, Profesionales Solidarios, que piensa en nuestras personas mayores y proporciona algo vital para el ser humano, COMPAÑÍA.

Por eso me gustaría animar a todos aquellos y aquellas que siempre tienen en mente aportar un poco de ellas, de su tiempo, hacerlo realidad y dedicarles un ratito a estas personas que tanto lo van a agradecer. Que no se quede en tu propósito de 2021, si no que se convierta en tu entrega para este año que viene que, por experiencia, no solo será entrega sino que también recibirás algo que no puedo describir con palabras. Tienes que vivirlo para sentirlo.

Y, para terminar, desearos a todos y todas unas Felices Fiestas y un 2021 lleno de ALEGRÍAS y vacío de virus y SOLEDAD.

Paula Esparza, Trabajadora Social de  prácticas en Profesionales Solidarios