16 de febrero

Para el sábado día 16 de febrero, «Voluntarios en familia» de Profesionales Solidarios organizó una salida cultural a la que acudieron familias del Colegio Izaga junto con los niños de Cáritas y en la que se pudo visitar el Ayuntamiento de Pamplona. Estuvimos acompañados por una guía turística que adaptó las explicaciones a los niños, de modo que estuvieron muy atentos aprendiendo historia de la Casa Consistorial que ocupa el corazón del Casco Antiguo de la ciudad. Su emplazamiento no es casual. El rey Carlos III el Noble promulgaba en 1423 el Privilegio de la Unión y ordenaba el levantamiento de este edificio en la confluencia de los tres burgos existentes hasta entonces: Navarrería, San Saturnino y San Nicolás, poniendo así fin a siglos de rencillas y enfrentamientos entre los vecinos de estas demarcaciones.

El edificio en su conjunto ha sido objeto de algunas remodelaciones, la última a mediados del siglo XVIII, que no han afectado a su bellísima y colorista fachada, en la que se combinan los estilos barroco y neoclásico.

Del interior del edificio destaca sin duda su planta noble, en el primer piso, donde se encuentra el Salón de Recepciones, el despacho de alcaldía y el Salón de Plenos. El Salón de Recepciones es la sala más suntuosa. Allí pudimos ver retratos de Isabel II, Pablo Sarasate, Julián Gayarre, un lienzo de San Fermín y, ya en la capilla anexa, reliquias de San Fermín y San Saturnino y una cruz de plata considerada como la mejor obra de orfebrería pamplonesa del XVI.

En el Salón de Plenos, donde se celebran sesiones cada quince días, merece especial mención una vidriera que conmemora el Privilegio de la Unión. El despacho de alcaldía guarda las siete llaves del antiguo recinto amurallado, una bandera oficial bordada y las tres mazas de plata de la ciudad, que salen en los cortejos procesionales.

También pudimos salir al balcón desde el que se lanza el chupinazo que da comienzo a las Fiestas de San Fermín cada 6 de julio a las 12:00 horas.

Una vez finalizada la visita, los niños fueron a unos columpios cercanos, en los que tomaron un pequeño almuerzo y jugaron hasta la hora de volver a sus casas.

Todos disfrutaron mucho de la mañana del sábado, en la que a la vez que se realizó una actividad amena y divertida, se inculcaron valores como la generosidad, el compromiso, el servicio y la solidaridad.

Como en anteriores ediciones del programa, tanto desde Cáritas como desde el Colegio, la valoración general fue totalmente positiva.